La escalera se resuelve mediante la superposición de peldaños cuya geometría se muestra en los dibujos adjuntos.
Básicamente se trata de un "quesito" (un sector cilíndrico) que se divide en tres franjas concéntricas. La franja exterior, simplemente cilíndrica, corresponde a la caja de la escalera, donde queda embutida.
La franja central es, así mismo, un sector cilíndrico, al que se le "roba" una cuña triangular de directriz helicoidal por su cara inferior (su trasdós). Las líneas 5 y 6 delimitan en la cara inferior del peldaño la superficie de apoyo, mientras que las líneas 7 y 8 delimitan la zona de apoyo del peldaño superior. En la cara inferior las líneas 6 y 8 delimitan una superficie helicoidal.
La franja interior, por último, viene definida por una superficie helicoidal cuya generatriz horizontal está compuesta por un conjunto de arcos que en escaleras de este tipo pueden configurar una moldura más o menos compleja. En nuestro dibujo los arcos 1 y 2 se sitúan en la cara inferior del peldaño y se desplazan, girando, sobre los arcos 3 y 4 situados en la cara superior. Interiormente a esta franja central queda el hueco u ojo de la escalera.
Al apilar los diversos peldaños, el trasdós de la escalera constituye un helicoide cilíndrico recto.
Martínez de Aranda especifica algunas medidas a modo de ejemplo. Habla de una cuarta (20,9 cm.) para la contrahuella y 12 peldaños en una vuelta, lo que da 3 varas (3x83,60 cm.) de altura de piso.
Bibliografía específica:
Sanjurjo, Alberto. El caracol de Mallorca en los tratados de cantería españoles de la edad moderna. Actas del Quinto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid, 2007